viernes, 31 de mayo de 2013

HABITOS DE BUEN EMPREDEDOR


Hay muchos motivos por los que una persona puede alcanzar el éxito personal y profesional. Incluso lo aleatorio, el azar o la buena fortuna son factores que pueden facilitar cierto grado de éxito, aunque, debido a la poca probabilidad, lo escasamente sostenible y lo incontrolable de los mismos, no me lo jugaría a ellos.
Estos son algunos de los hábitos comunes que suelen estar presentes en el ADN de los emprendedores de gran éxito, tanto en nuestro país como fuera de nuestras fronteras. Se trata de los valores fundamentales que permiten detectar que estamos ante un emprendedor con mayúsculas.
La regla de las 3 E
Esfuerzo, esfuerzo y, si falta algo, un poco más de esfuerzo. Es una de las claves fundamentales. Si quieres ser emprendedor debes ceñirte a esta máxima. En esta breve lista de factores clave podrás sentirte más o menos identificado con algunas de las cualidades que se exponen, pero hay dos que son imprescindibles. Se trata de ésta y de la última, ambas cualidades que siempre permiten hacer un esfuerzo extra que nos lleve un metro más allá.
Quien tal vez lo definió de forma más gráfica fue el jugador de golf nacido en Suráfrica, Gary Player, quien siendo considerado como uno de los grandes golfistas de la historia, con 24 títulos de la PGA, declaró en una ocasión:"cuanto más entreno, más suerte tengo".
Tener Fe
Cuando han hecho sus deberes, y entiéndase por ello su 'business plan' particular -que puede ser una hoja de ruta mental, no escrita-, los grandes emprendedores no se angustian ni se pasan el día preguntándose si será o no posibleTienen fe y centran sus esfuerzos -todos sus esfuerzos- en la consecución del objetivo marcado. No perder el foco y replantearse el proyecto ante las dificultades -enfrentándose a ellas sin cuestionarlo todo- conforman un denominador común entre los perfiles de empresarios y emprendedores con más éxito.
Tener fe conlleva incluso una connotación mística y religiosa que nos obliga a una labor de introspección interior, imprescindible para emprender cualquier proyecto.
Saber coger el tren
En algunos momentos de nuestras vidas, aún sin saberlo y, desde luego, sin poder prever cuándo, todos pasamos por la estación. Es imposible saber cuándo sucederá, pero del mismo modo es imprescindible aprovechar las ocasiones que nos brinda el destino. Generar oportunidades, ya sean comerciales, de negocio o personales, puede depender, en cierto modo, de nuestro esfuerzo y de cómo abonemos el terreno para que esto suceda. Pero las que nos llegan "gratis", las que nos regala la vida, siempre hay que saber aprovecharlas.
Las personas que tienen muchos golpes de suerte los han buscado. Las personas que piensan que jamás han tenido un golpe de suerte, han desaprovechado la oportunidad o sufren de desmemoria.
En su libro 'Piense y Hágase Rico' Napoleón Hill cuenta una historia cuanto menos curiosa, que él denomina "La tetera mágica". Es el relato de un dependiente de una farmacia que invierte los ahorros de su vida en comprarle a un doctor una tetera y un emborronado papel. Como si de una tetera mágica se tratara, tenía la ilusión de que estuviera llena de oro para él y para su familia. En cierto modo así fue, y en la actualidad su pueblo y los pueblos de alrededor viven de ello. Y también un porcentaje sustancial del PIB norteamericano. En resumidas cuentas, el dependiente acababa de adquirir la fórmula de lo que entonces era una nueva bebida que se disponía a comercializar. Se trataba de la Coca–Cola.
Ser un líder
El otro día comentaba con mi editor -y, sin embargo, amigo-, Roger Domingo, cómo la palabra "líder" tiene una cierta connotación socialmente negativa. En mi opinión, no debiera ser así. El mundo 2.0 y Twitter han trazado una línea divisoria, que siempre ha existido, entre las personas que muchos no han querido ver o aceptar. Siempre hay líderes o seguidores. En determinadas facetas de la vida podemos estar en un lado de la línea o en el otro. Las personalidades arrolladoras, los grandes emprendedores, son quienes son auténticos líderes en lo suyo. En lo de los demás, generalmente, suelen estar y ser vistos más en esa parte del tablero que en la otra.
Rodearse bien
Una de las cualidades más difíciles de entrenar y de desarrollar es la que hace que algunas personas se rodeen de forma genial para la consecución de sus objetivos, mientras que otras se rodean de auténticos imbéciles. Puede deberse a la suerte y ser casualidad. En mi opinión, hay dos factores que determinan ese factor fortuna: el ego y la formación.
El ego, porque hay pocas personas lo suficientemente inteligentes y lo suficientemente seguras de sí mismas para rodearse de personas que les critiquen y les hagan preguntas realmente duras. En muchas ocasiones nuestra débil mente está más confortable rodeada de personas que no saben tanto como nosotros y, por lo tanto, son más fáciles de controlar y más animosas para nuestro propio ego.
El factor formativo es igualmente importante para rodearse de los perfiles adecuados. En primer lugar, hay que disponer de las personas adecuadas o de los profesionales expertos del ramo que nos ayuden a seleccionarlos.
Durante la Primera Guerra Mundial un periódico norteamericano publicó decenas de editoriales refiriéndose a Henry Ford como "ese ignorante". En un momento dado Ford perdió la paciencia y demandó al diario.
El juicio tuvo lugar, y se centró en definir si era propio referirse a Ford como "ignorante" -eso es algo muy norteamericano, y en parte difícil de entender desde una perspectiva europea-. Para ello, en las vistas ante el juez los abogados del periódico pusieron a prueba la paciencia del empresario intentando demostrar que era un ignorante, por lo cual no se le estaba difamando.
De ese modo, se le interrogó absurdamente durante largo rato con preguntas como: "¿Cuántos soldados norteamericanos se enviaron a luchar en las colonias británicas en la rebelión de finales del Siglo XVIII?". Ford, impasible y cada vez más irritado, respondía: "Supongo que más de los que regresaron".
En un momento dado de la vista, Henry Ford se dirigió al abogado inquisidor y le espetó: "Mire usted, si quisiera responder a esta estúpida pregunta, o a cualquiera de las que usted acaba de hacerme, déjeme recordarle que en mi escritorio dispongo de varios botones, y apretando el más adecuado de ellos puedo llamar y que vengan en mi auxilio algunos de los hombres más preparados del mundo para aconsejarme y ayudarme en la toma de decisiones. De este modo, puedo centrarme únicamente en mi negocio. Ahora, dígame para qué necesito llenarme la cabeza de intrascendentes conocimientos generales, mientras tengo un equipo capaz de proporcionarme cualquier conocimiento que requiera o les pida".
Visualización
Los emprendedores de éxito son capaces de visualizar el futuro, de ver más allá y de prepararse para ello. Muchos de los productos y servicios que nos han parecido un gran avance y hoy son ejemplos de innovación no existían hace tan solo unos años. Son fruto de la mente de un visionario, no de una necesidad del mercado.
El fallecido Steve Jobs decía que la gente no sabe lo que quiere hasta que no se lo enseñas. El anteriormente citado Henry Ford, que revolucionó la industria del automóvil, reflejaba con esta frase su sentir: "Si hubiera preguntado a la gente qué necesitaban, me hubiesen dicho que caballos más rápidos".
Toda gran innovación y todo cambio disruptivo parten de una cabeza visionaria.
Pasión
Si, como veíamos en el primer hábito, el esfuerzo es fundamental, la pasión es su gasolina. Si haces de tu trabajo tu pasión tienes mucho terreno ganado.
Recuerdo un anuncio de hace años de la marca de neumáticos Pirelli. Presentaba a Carl Lewis vestido con ropa deportiva y unos llamativos zapatos rojos de mujer en posición de salida para correr. El eslogan era pegadizo y aplicable al binomio "esfuerzo + pasión". Decía: "La potencia sin control no sirve de nada". Igualmente, el esfuerzo sin pasión alimenta un frustrante camino a la deriva y hace del compromiso algo estéril.

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